Único deseo para la juventud dominicana: ¡Que sepa leer!

Único deseo para la juventud dominicana: ¡Que sepa leer!

Saber leer lleva en sí la construcción de significados a partir de un proceso constante de refinamiento cognitivo. Esa estimulación suprema de la función cerebral posibilita incrementar nuestro caudal argumentativo y soberana reflexión.

¿Cuántos libros, en 12 años, ha leído un adolescente que terminó su bachillerato de forma regular? A seguidas, ¿cuántas lecturas habrá realizado el joven que, una vez en la universidad, culminó su carrera de grado?

Un país que lee muy poco tiene escasas posibilidades de pensar mucho, de pensar bien. Dehaene (2017), neurocientífico, afirma que la lectura es la “primera prótesis de la mente”, producto de las sucesiones históricas que los antiguos escribas adaptaron para nuestro cerebro primitivo. La neurociencia del lenguaje demuestra que “en el cerebro de cada niño hay circuitos neuronales que pueden reciclarse para la lectura.”

Nuestro cerebro es una máquina adaptable y plástica que evolucionó sorteando los problemas ancestrales de la supervivencia hasta alcanzar el aprendizaje y la genialidad del lenguaje. Hacer resplandecer esa luz es el objetivo primigenio de la escuela.

La capacidad lectora eleva los niveles de comprensión e ilumina la cumbre cognitiva. Centrada en su habilidad descifradora y sensata, valiéndose de las facultades holísticas de la mente, inaugura otro universo. Su empeño habitual, imprescindible para la interacción y potenciación cognitiva, actúa como intermediario entre la rudeza connatural del individuo ágrafo y el pincel que lustra cada palabra hecha.

Una de las capacidades más elocuentes de la lectura destella cuando, desde el entendimiento anticipante, selecciona y ubica la categoría necesaria y el concepto adecuado frente la realidad demandante. Descarga cognitiva que, en rango analítico, permite fortificar la meseta de nuevas inferencias y oportunas ideas.

Media hora de lectura diaria para el cerebro es comparable a una hora de gimnasio para el cuerpo. Ejercicio básico, ideal y metódico, regenerador del musculo cerebral y el rendimiento intelectivo. Tristemente, un elevadísimo porcentaje de jóvenes del nivel medio y superior salen del bachillerato sin haber leído un texto completo. Luego, si logran escalar, repetirán en la universidad la insólita hazaña de titularse y lograr estudios extracurriculares, distanciados de los libros.

Comprender y analizar, requiere incorporar las múltiples facetas del saber. Implica no solo composición y dominio de los juicios construidos (pensamiento y razón); es circunscribir y encuadrar una tarea mucho más compleja, de asociación equilibrada, memoria, relación, construcciones coherentes y deducciones afines. Por Ricardo Nieves

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