Santo Domingo, R.D. – El Seguro Nacional de Salud (Senasa) se metió en tremendo lío: un esquema de corrupción que habría movido más de 41 millones de pesos, con contratos irregulares y procedimientos médicos inventados, salió a la luz tras auditorías e investigaciones periodísticas.
Desde noviembre, a petición del mismo Gobierno, se arrancaron auditorías para poner bajo lupa la principal aseguradora pública del país. Y lo que se encontró parece sacado de una novela: un “call center paralelo” operaba desde fuera de la institución, manejado por exempleados que se dedicaban a autorizar procedimientos falsos con los datos reales de los afiliados.
El programa de Julissa Céspedes destapó que se autorizaron más de 4,000 procedimientos que nunca se realizaron, lo que generó un hoyo millonario y puso en entredicho la calidad de los servicios de salud a millones de dominicanos.
Entre los señalados aparecen figuras de alto rango: Gustavo Güílamo (jefe de gabinete), Germán Robles (consultor jurídico, señalado como cerebro del entramado), Rafael Dujarric (planificación) y Gustavo Mesina (finanzas). Testigos protegidos apuntan a Robles como el principal arquitecto de la movida.
El impacto no es poca cosa: Senasa, que maneja la salud de gran parte de la población, enfrenta ahora una crisis financiera que sacude la confianza en el sistema de seguridad social. El presidente Luis Abinader prometió que el caso se investigará a fondo y que habrá sanciones ejemplares para quienes resulten responsables.
Así que, de nuevo, la salud pública queda en el ojo del huracán. Y los afiliados… a cruzar los dedos para que la cosa no empeore.