LA ROMANA, RD.- El actual alcalde de La Romana, Eduardo Kery Métivier, tomó el control del ayuntamiento el 24 de abril de 2024, en medio de una tormenta política que dejó cicatrices. Su ascenso, bajo la bandera del Partido Revolucionario Moderno (PRM), no es solo un cambio de nombre, sino la promesa de una nueva era tras años de escándalos y promesas rotas.
Quién es Eduardo Kery Métivier, el hombre al mando
Para entender el futuro de La Romana, hay que conocer al hombre que ahora tiene el timón. Eduardo Kery Métivier no es un novato en los pasillos del poder municipal. Su carrera se ha forjado en el campo de batalla de la política local, dándole una visión de primera mano de los problemas que ahogan a la ciudad.
Antes de convertirse en el alcalde, Métivier fue director del distrito municipal de Caleta durante casi ocho años. Ese cargo fue su verdadero campo de pruebas, una versión en miniatura de los desafíos que ahora enfrenta: desde la recogida de basura hasta el desarrollo comunitario, pasando por la eterna pelea con el presupuesto.
Su tiempo en Caleta fue una escuela de fuego. Le permitió tocar las necesidades reales de la gente, un conocimiento que ahora es la base de su estrategia para todo el municipio. Esta experiencia es la clave para entender su estilo de gobierno.
Aquí los datos duros sobre el nuevo alcalde:
Ficha Técnica: Eduardo Kery Métivier
Los datos clave del hombre que ahora gobierna La Romana.
Dato | Información Relevante |
---|---|
Nombre Completo | Eduardo Kery Métivier |
Cargo Actual | Alcalde del Municipio de La Romana |
Inicio de Gestión | 24 de abril de 2024 |
Partido Político | Partido Revolucionario Moderno (PRM) |
Experiencia Previa | Director del Distrito Municipal de Caleta (2016-2024) |
Lugar de Nacimiento | La Romana |
Este perfil dibuja a un político que escaló desde las bases, con un conocimiento profundo del terreno que ahora gobierna.
Del distrito a la alcaldía: un salto estratégico
Nacido y criado en La Romana, la conexión de Kery Métivier con su ciudad es personal y profesional. Su formación combina la política con conocimientos en mercadeo y derecho, herramientas cruciales para la titánica tarea de administrar una ciudad con una historia económica y social tan compleja.
Su salto al Partido Revolucionario Moderno (PRM) en 2021 fue un movimiento calculado que lo alineó con la principal fuerza política del país, un camino que culminó con su victoria en las elecciones municipales.
Esta transición de director a alcalde no fue solo un ascenso. Fue la culminación de un largo proceso de preparación. Ahora, su gestión se enfoca en aplicar toda esa experiencia a los enormes desafíos de La Romana, desde la modernización de la infraestructura hasta el fortalecimiento del tejido social, problemas vinculados al desarrollo nacional como los que enfrenta el sistema educativo dominicano.
La Romana: un enclave estratégico bajo presión
Para entender el trabajo de un alcalde, hay que entender el campo de juego. La Romana no es solo un municipio; es un motor económico y un punto geográfico vital para la República Dominicana. Su valor no reside en sus límites, sino en su posición estratégica, actuando como un puente entre los dos polos más dinámicos del país.
Ubicada a solo 45 minutos de Punta Cana y a una hora y media de Santo Domingo, La Romana es un hervidero de turismo, comercio y oportunidades. Esta proximidad la convierte en una tierra de enorme potencial, pero también trae consigo desafíos administrativos infernales. Gobernar aquí significa manejar una ciudad que es, a la vez, polo industrial, destino turístico de lujo y centro logístico clave.
La gestión municipal se convierte en un acto de malabarismo. Hay que satisfacer las demandas de una economía vibrante sin abandonar a una población diversa. El alcalde de La Romana no solo enfrenta los problemas típicos de cualquier ciudad, sino que debe orquestar un desarrollo que explote su ubicación privilegiada sin sacrificar la calidad de vida de su gente.
La anatomía de un territorio dividido
Mirar La Romana es ver un rompecabezas de realidades distintas. No es una masa urbana uniforme, sino una mezcla de sectores con ADN y necesidades muy diferentes. La administración debe pensar tanto en las zonas urbanas, densamente pobladas, como en las áreas con un perfil más rural o especializado.
Un claro ejemplo es el distrito municipal de Caleta. Aunque parte del municipio, esta comunidad tiene su propia dinámica, girando en gran medida en torno a la pesca y el turismo local. Administrar La Romana significa crear políticas que funcionen tanto para el bullicioso centro de la ciudad como para la tranquila y particular Caleta.
Esta diversidad territorial es uno de los mayores retos para cualquier alcalde. Exige una planificación flexible, capaz de adaptarse a cada sector y asegurar que el progreso y los servicios lleguen a todos por igual. Unir las piezas de este complejo mosaico es la clave de un gobierno exitoso.
Un legado de comercio y sudor
La Romana tiene una identidad forjada a martillazos en el comercio y el trabajo. Fundada oficialmente en 1897, su historia está atada a su puerto, el corazón de su economía durante siglos. El nombre de la ciudad proviene de una vieja balanza romana usada en el siglo XVI para pesar mercancías. Un símbolo de esa vocación comercial que sigue viva. Puedes explorar más sobre este origen y su impacto en la cultura e historia dominicana.
Este legado comercial no es solo un dato histórico; es el ADN de la ciudad. Define su carácter resiliente y trabajador, y moldea lo que los ciudadanos exigen de sus líderes: una gestión que impulse la economía y abra la puerta a nuevas oportunidades.
Entender esta raíz es crucial. Cualquier plan de gobierno debe honrar y potenciar esa tradición, adaptándola a los nuevos tiempos para que La Romana siga siendo un faro de desarrollo económico en la región. Conoce más sobre la historia y composición del municipio en esta completa reseña).
Los pilares del nuevo plan de gobierno
Para entender hacia dónde se dirige el ayuntamiento de La Romana, hay que mirar la hoja de ruta del alcalde Eduardo Kery Métivier. Su programa no es un simple listado de promesas, sino la espina dorsal de su gestión, con acciones concretas en áreas que impactan directamente la vida de la gente.
El plan se apoya en tres ejes: fortalecer la identidad local, modernizar los servicios públicos y empujar un desarrollo económico que no deje a nadie atrás. No son ideas sueltas. Son piezas de un plan que busca construir una ciudad más ordenada, segura y con oportunidades para todos los romanenses.
La visión de Métivier se resume en una frase: hacer que La Romana funcione. Simple y directo. Esto se traduce en una gestión con los pies en la tierra, enfocada en resolver problemas diarios, desde la puntualidad del camión de la basura hasta la tranquilidad de caminar por las calles.
Guerra a la basura y la inseguridad
Uno de los frentes más calientes es la modernización de los servicios básicos. La gestión actual se ha propuesto optimizar la recogida de desechos sólidos, un dolor de cabeza que afecta la salud pública y la imagen de la ciudad. El plan no solo busca que el camión pase más seguido, sino iniciar programas de clasificación y reciclaje para un manejo más inteligente y sostenible de la basura.
Al mismo tiempo, la seguridad ciudadana es una emergencia. La estrategia es clara: trabajar codo a codo con la Policía Nacional y fortalecer la policía municipal. Esto significa más agentes en puntos críticos, mejor iluminación en parques y el uso de cámaras de seguridad en zonas estratégicas. La percepción de seguridad es clave, y el ayuntamiento trabaja para que los ciudadanos se sientan más protegidos. La opinión pública sobre estos temas a menudo se refleja en sondeos, como puedes ver en un análisis detallado de la encuesta Gallup 2024 para República Dominicana.
Un nuevo rostro para la ciudad
El otro gran campo de batalla es el desarrollo urbano. La meta es transformar La Romana para que sea más funcional y atractiva. Esto va desde rescatar parques olvidados hasta meter mano en proyectos de infraestructura de mayor envergadura.
La siguiente imagen revela la distribución de los esfuerzos:
Como se ve, el foco principal está en la infraestructura, con 12 proyectos para mejorar calles, aceras y drenaje. Le sigue la revitalización de 8 espacios públicos y el desarrollo de 5 proyectos de vivienda social. Esta distribución no es casual; revela una estrategia clara: primero, arreglar la casa y sentar las bases de una ciudad funcional, para luego seguir creciendo.
El plan de gobierno entiende que no se puede hablar de progreso si no hay calles decentes, ni de bienestar si no hay espacios públicos de calidad donde la comunidad pueda reunirse.
El fantasma de la corrupción y la exigencia de transparencia
Cuando una nueva administración llega al poder, no solo hereda un presupuesto y una lista de proyectos. Hereda una historia. En La Romana, esa historia ha moldeado lo que los ciudadanos exigen de sus líderes: una gestión con las cartas sobre la mesa, sin rodeos. La confianza, como bien sabe la gente, no se construye con promesas, sino con hechos.
Este clamor por la transparencia no es un capricho. Es la respuesta a los escándalos del pasado que han dejado una cicatriz en la memoria colectiva. Hoy, los romanenses miran con lupa cada decisión, cada contrato y cada peso gastado por el ayuntamiento, esperando un nivel de honestidad que no están dispuestos a negociar.
Para el actual alcalde de La Romana, Eduardo Kery Métivier, este es su mayor reto. Su éxito no se medirá solo por el asfalto que vierta, sino por su capacidad para tejer una relación de confianza sólida con la comunidad que lo eligió.
El precedente que lo cambió todo
Para entender por qué la vara está tan alta, hay que recordar el caso que marcó un antes y un después. En marzo de 2023, el ayuntamiento de La Romana se vio sacudido cuando el entonces alcalde, Juan Antonio Adames Bautista, fue arrestado. No fue por una simple sospecha, sino para cumplir una sentencia firme: dos años de prisión y el pago de una indemnización de 4.5 millones de pesos a un escultor por trabajos que nunca le pagaron.
Ese evento, un verdadero terremoto político, fue una demostración contundente del poder judicial sobre quienes manejan fondos públicos. Dejó claro que las acciones de los funcionarios tienen consecuencias. Este episodio es una de las razones por las que la transparencia se ha convertido en una demanda ineludible para cualquier alcalde de la Romana. Los detalles oficiales se pueden encontrar en la web del Ministerio Público dominicano.
Este caso no es una simple anécdota; es una lección sobre lo que significa la integridad en el manejo del dinero público. Funciona como un recordatorio constante de que la confianza de la gente es un cristal frágil.
Blindaje contra la corrupción
Con este telón de fondo, la administración actual tiene la oportunidad de marcar la diferencia. ¿Cómo se logra? No con discursos, sino con herramientas concretas:
- Portales de transparencia activa: Publicar de forma proactiva y fácil de entender todos los contratos, licitaciones y nóminas del ayuntamiento.
- Auditorías ciudadanas: Crear comités de vigilancia con gente de la comunidad para supervisar los proyectos en sus propios barrios.
- Canales de denuncia seguros: Abrir vías para que ciudadanos y empleados puedan reportar malas prácticas sin miedo a represalias.
Implementar estas medidas va más allá de un requisito legal. Es enviar un mensaje claro: esta es una casa de cristal. La gestión de los recursos públicos, incluyendo cómo se definen salarios como el salario mínimo en RD, es un tema de interés para todos.
Los proyectos que podrían cambiar el juego en La Romana
Para medir el potencial de una ciudad, hay que mirar hacia el futuro. En La Romana, ese futuro se dibuja con proyectos ambiciosos que, si se concretan, podrían cambiarle el rostro por completo. No se trata solo de obras, sino de una visión para una ciudad más moderna, sostenible y con más oportunidades.
La agenda del alcalde de La Romana se centra en intervenciones estratégicas que dejen una huella duradera, desde el rescate de espacios icónicos hasta la creación de nuevos motores económicos. El objetivo es preparar a La Romana para los retos del futuro, exprimiendo su potencial turístico y económico.
La transformación de una ciudad no ocurre por casualidad. Requiere una planificación audaz y proyectos que respondan a las necesidades reales de la gente, mejorando su entorno y su calidad de vida.
Modernización de infraestructuras clave
Un pilar de esta visión es la modernización de las infraestructuras que dan vida a la ciudad. El proyecto más simbólico es la remodelación y modernización del malecón de La Romana. Este lugar es más que una avenida; es un punto de encuentro y la ventana al mar Caribe.
El plan es convertirlo en un paseo marítimo de primer nivel: más áreas verdes, zonas peatonales seguras, iluminación moderna y espacios comerciales que inyecten vida a la economía local. La idea es que el malecón vuelva a ser el corazón social de la ciudad.
Pero no todo es cemento. Otro frente de acción es la creación de nuevos pulmones verdes. Se están identificando terrenos baldíos para convertirlos en parques y plazas públicas. Estos espacios son vitales para mejorar la calidad del aire y darle a la gente lugares de esparcimiento. Claro, crear áreas verdes debe ir de la mano con la protección del medio ambiente, como el cuidado de las especies en peligro de extinción en República Dominicana.
Impulso al turismo y la inversión
La Romana ya es conocida en el mapa turístico, pero el plan es ir más allá de los resorts de lujo. Se busca diversificar la oferta para atraer a otro tipo de visitante y que el beneficio económico se derrame en más bolsillos.
Las fichas se están moviendo en varias direcciones:
- Desarrollo del turismo cultural y comunitario: Crear rutas que cuenten la historia de la ciudad, mostrando las tradiciones y la gastronomía local, involucrando directamente a los barrios.
- Atracción de inversiones: Crear un ambiente de negocios atractivo para que nuevas empresas se instalen aquí, generando empleos de calidad.
- Programas para la juventud: Desarrollar programas sociales y deportivos que den alternativas a los jóvenes, fomenten el talento local y ayuden a prevenir la delincuencia.
Estos proyectos visualizan una Romana que no depende solo de su puerto y su industria, sino que se transforma en un centro vibrante de cultura, deporte y oportunidades, con un impacto real en el día a día de cada romanense.
Al final de este recorrido, una cosa queda clara: La Romana está en una encrucijada que definirá su futuro. Sobre la mesa están las piezas del rompecabezas: el perfil de Eduardo Kery Métivier, un hombre que conoce los pasillos del poder, y las promesas sobre las que ha construido su proyecto.
Su plan de gobierno es directo: modernizar los servicios, devolver la tranquilidad a los barrios y darle una nueva cara a la infraestructura. Son metas que nacen de las calles. Pero ejecutar no será suficiente. El verdadero desafío está en el cómo.
El verdadero pulso para el alcalde de La Romana será equilibrar el empuje económico con una gestión transparente que no deje dudas, construyendo una confianza con su gente que vaya más allá de cuatro años.
Estamos ante una oportunidad de oro. La comunidad verá si las palabras se convierten en obras, si el malecón soñado se hace realidad, y si los barrios recuperan la seguridad. El éxito o el fracaso dependerá de un liderazgo que sepa escuchar, rendir cuentas claras y demostrar con hechos su compromiso.
Por eso, más que nunca, hay que mantener la lupa sobre esta administración. Ver cómo se invierte cada peso, qué proyectos se priorizan y, sobre todo, cómo se teje la relación entre el ayuntamiento y los ciudadanos. Solo así tendremos la película completa del rumbo que está tomando La Romana.
Lo que necesitas saber sobre el ayuntamiento de La Romana
El día a día de un ayuntamiento y la figura del alcalde generan dudas. ¿Qué hace realmente?, ¿de dónde sale el dinero?, ¿puedo participar? Aquí te respondemos esas preguntas clave.
¿Cuál es el verdadero rol del alcalde?
Más allá del título, el alcalde es el gerente de La Romana. Su trabajo es asegurarse de que la ciudad funcione. Es el capitán del barco: dirige a la tripulación para que servicios como la recogida de basura, el arreglo de calles o el cuidado de parques se cumplan. Además, administra el dinero del municipio, propone proyectos y da la cara por la ciudad.
Y el dinero, ¿de dónde sale?
El ayuntamiento tiene dos fuentes principales. La primera son los ingresos propios, que vienen de los impuestos que pagamos, como el de la propiedad, y las tasas por servicios como la limpieza. La segunda son los fondos que le transfiere el gobierno central por ley.
El secreto está en el equilibrio. Mientras más eficiente sea cobrando sus propios impuestos, menos dependerá del dinero de Santo Domingo. Eso se traduce en más libertad para invertir en lo que La Romana realmente necesita.
¿Puedo ir a ver lo que se decide en el concejo de regidores?
Sí, y es tu derecho. Las sesiones donde los regidores discuten y aprueban las normas son públicas. Cualquiera puede entrar como observador. Es una de las mejores formas de enterarte de primera mano qué se está cocinando en el gobierno local. Los horarios suelen anunciarse en las redes sociales o la página web del ayuntamiento.
La participación es una herramienta. Entender quién es el alcalde de La Romana y cómo opera su administración es el primer paso para exigir, proponer y construir una mejor ciudad.
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